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arte de acción, barrio, el porvenir, exposicion, Maria AA, performance art, proceso publico, semana santa, Sevilla, Weber-Lutgen
Dia de edición intensiva. es dificil elegir de 1 hora y cuarenta y con dos cámaras el metraje de forma que quede reducido a tres minutos. Y quedando bien, condensando la visión, el mensaje, el ritmo.
Para airearme he dado dos paseos en este dia de sol estupendísimo, con cuidado de no quitarme demasiada ropa que asi es como se pillan los resfriados. Empiezo por la zona del porvenir-casas. Hago la compra de intendencia y pesco. Y esto es lo que veo:

Imprescidible para todo buen sevillano. Dorar, dorarlo todo. El color por excelencia. El de lo sagrado, el que combina con todo, el del buen gusto, el del poder y el del dinero. Asé que es el color de los que lo son, o los de los que lo quieren aparentar. El mio es la plata. Sin complejos.

un globo enganchado en un arbol. un efecto colateral de las fiestas. Una nota de color aleteando en las alturas.

El otro dia hablamos de que no habia fuentes en sevilla, o casi. Aqui si que hay una. Muy necesaria cuando hace calor aqui en Sevilla. Desconozco porqué las quitaron de golpe, aunque me huelo una jugada relacionada con ganar dinero. Qué bien que poquitas, pero vuelven a aparecer. Otra vulva. Qué fijación tengo ;-P
Por la tarde me voy en la otra dirección. He decidido asomarme a ver la casa donde viviamos antes de mudarnos al Porvenir, cerca del hospital Virgen del Rocío.

Otro objeto enganchado en las ramas. No me pregunteis cómo ha ido a parar eso ahí. Delante un mirlo macho.
Y llego. y me sorprende lo que veo, aunque después de tanto tiempo no me extraña. Ahora es una barriada residencial y megapija, donde se han venido los señoritos de pura cepa. los de pelo engominado, la olita en la nuca, la raya hasta en los pantalones tejanos y el jaski como chaqueta sport unisex. Cada bloque tiene su propia zona verde y el trafico es mínimo. Y todos los bajos son restaurantes.

Esta es/era la fachada. Compruebo con cariño que sigue estando ahí la papelería donde me dejaban pasar los ratos empaquetando regalos (me encanta y se me da bien).
Nos tuvimos que marchar porque la música y las voces eran diarias hasta muy tarde (a ver, si no tiene que levantarte temprano retrasas tu horario vital una seis horas y por lo demás todo normal ¿no?) y la tuna cogió la costumbre de hacer parada, fonda y serenata a las tres de la madrugada noche si y noche también. Y nosotros vivíamos en un primero.
Aqui me doy cuenta de lo mucho que dependo de la colaboración de la gente para hacer este trabajo. Fué dificilisimo encontrar a alguien dispuesto a hacerme la foto del registro diario (con muchas preguntas esta vez porque era una propuesta un poco mas extraña de lo usual). Lo habitual era una mirada tipo «ni me dirijas la palabra, petrimetre» y un estiramiento de cuello, apretura de ojete y encogimiento de nariz tipo que tufo me llega que casi me da por ponerme a imitarlos al verlos venir hacia mi (o ir yo hacia ellos), pero al final no lo hice, se nota que estaba un poco depre.
Pero fué empezar a volver (por otro lado, dando una vuelta) y cambiar el panorama:

¡hay mas jipis en la zona! leyendo a la sombrita. ¿que no hay bancos?, pues en el escalon del parterre, ea.

Las peredes nos dicen que no sólo hay conservadores por aqui. ¡menos mal!. Aunque a mi mas que chinches me parecen garrapatas.
Y para acabar la jornada ¡mi primera película en 3D!. Avatar en un pantallón de 107 cms. ¡alucinante!. Se parece al ambiente espacial de los juegos de ordenador. Lo que me extrañaba más es el que, a pesar de esa sensación de espacio (por ejemplo en las escenas de habitaciones y pasillos llenos de gente), no podías enfocar a ese que estaba en la tercera fila a no ser que fuese lo que el director quería enfocar. Tienes profundidad de campo pero no libertad de foco. No es queja, solo que mis ojos están acostumbrados a elegir y había mucho que mirar. 🙂